4 de diciembre de 2012

Historia de un Campanero – H.Urruspuru


¿Quien era aquel hombre que tañía las campanas más puras de la vieja Europa? ¿Las campanas de una abadía en el finisterre... la más blanca, la más entre mares islas de nubes, la más cerca de todas de Dios?
¿Quien era aquel hombre que entregó sus arrugas al cántico gregoriano, al viento de los estíos panaderos en el aire, a las cigüeñas de alas frías, a la lluvia?
¿Quien, ese hombre con los ojos llenos de campiña, amigo secreto del Bosco; ajenas sus manos a las cosechas (no así su boca, semi-monje gordo) ajenos sus pies a las uvas (no, así sus labios, semi-monje ebrio)...?
¿Quien fue ese hombre parte de un cuento con letras góticas? Parte de un pueblo en donde atardecía puntual, el mundo. Desde donde partían caminos que desaparecían en Roma y ríos, que se hundían en cuevas paganas y en donde la vista y la vida llegaban, hasta donde lo permitían mucho más que siete colinas extrañas, que alguna vez contuvieron soldados muertos... viudas vivas y en llanto, y mártires, de cuando el Señor no estuvo apenas, apenas, por un rato...

¿Y quien, era aquel hombre que sembraba campanadas?
Que una vez conoció el mar interior y lo trajo en palabras, en historias de puertos, a los niños del pueblo. Lo trajo milagrosamente consigo en sus manos inmensas.

... Son las 7 de la tarde.
Allí están las campanas.
Estalla el cielo en aves. Siluetas. Universos pares de alas largas que se elevan desde los techos. Se elevan y abajo en la calle brotan los rostros. Se intercambia heno por pan. Frutas por madera seca. Duras monedas por áspera cerveza. Se lucen nuevos vestidos oscuros y los carros están limpios, vacíos, aún no es el tiempo de la peste en la Europa vieja...
... ¿Y los hierros de la Inquisición? Solo por hoy, están limpios. Solo por hoy, estarán fríos...

Son las 7 y la voz de Dios cambia de dueño entre tanto presagio, del que habrá que saber (cruz Tau mediante) volver, y volver...

¿Quien era entonces, aquel hombre que murió en ese tiempo como de largo incienso...? ¿Es ahora, un tapiz en un museo? ¿Un título en un catálogo? ¿Breve reseña en los labios de una guía?
Su recuerdo... la sombra ocre, lo que de él resta, traerá siempre: Las Campanas...