12 de abril de 2007

Manifestación - Berni


Helicoidal y pequeñito - H.Urruspuru

entre el humo de los neumáticos se veía arder
helicoidal y pequeñito, al espíritu de nuestro beso
nro. 2, dado, sobre el puente duro; duro de los días

tentadísimo de hablar sobre tu palestina, tus ojos claros
pero no, el amor es una víbora sagrada y de oro
que en todo hueco caliente desaparece
en silencio / luego de haber dejado casi sin aliento,
al cuerpo exhausto
- el cuerpo social -

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qué cosas nos unían? el desasosiego, tu jean gastado?
el sabernos serios en la foto del diario?
y en esta suerte de huelga permanente de los sentidos crípticos?
desnudos?
desnudos y del color del sol cuando declina declina siempre,
sobre el puente?
- el cruce a la estadística más feroz -

el óxido de las tardes en el cielo la fe de hierro en la asamblea
contar en la madrugada 10 colectivos en fila 10 en niebla, y siluetas
que se encolumnaban / desdibujadas / a lo largo de toda, toda Avda. nueva

tu nombre a beberse sobre el borde del vaso de vino mientras te espero
y ojalá que para este poema hoy haya lluvia... (tanta lluvia)
que así no hay patrullero que pueda entrar en los barrios de la memoria
... y justo ayer lunes 12, que comencé a escribir sobre lo nuestro
como aquella vez en una pared a la cal con un carbón hallado muerto,
en el descampado / carboncito para el horno de barro
mineral pequeño quería ser pan sin manos atadas. Hallado sin vida.
- Te vengaremos -

Pero que hacía allí besándote? y que sublevación nos es ahora tan necesaria?
oh Dios! cuanto olor azul en el recuerdo de aquel comedor comunitario
y ven entonces! vuelve a abrazarme en crisis! en sed! en hambres sucesivas
en soledades diarias! /
- los hombres no lloran -

Y no fue justa esa pertenencia y yo no estaba allí, así, digamos:
con sobrecarga de lirismos sobre el esqueleto del caos
(entraba y salía - stop - entraba y salía)
sobre el mármol de alguna facultad transgénica y estudiantes en rojo
sobre sueños de libertad y el amor para el que al fin no hubo tiempo
y fue,
apenas un segundo un insert / en el film testimonial
- film / que ahora se difunde en el extranjero -

nunca, fui, de tu mundo corazón, lo siento,
ni tú lo eras en verdad con esa tu suave voz / sonido de rosas amarillas,
reitero:
ni lo es aún este amor militante para la estadística del gobierno
ni en realidad tendría... porqué serlo

la guerra fue desatada y llega, con su hálito de mirra encendida
con su muerto mediático, en el día a día
con su acento monótono-átona bala de plomo en el cráneo. Llega.
Lejos de toda sirena triste todo hospital del cono-urbano
lejos del humo de los neumáticos descendiendo al sur
- descendiendo al sur -

el mejor de los lobos muta en serpiente y no sabe de distancias
ni de palestinas enamoradas rodeando a tu cuello
descansa apenas, muda su piel en aguas sagradas
no le da lugar al cariño mientras recorre el continente
repta, se sumerge, sisea entre la gente
las redes hídricas llevan su mensaje de fuego

- pero... y nos van a matar a todos -
(- nos van a matar a todos! -)
al fin / siempre / es un pretexto la pasión
para terminar como en un vitreaux de miedo /
en virgen de terracota concluir
en columna de mármol partida al medio
en 6 palabras grises:
- nos-van-a-matar-a-todos -

somos una cantidad con palos con piedras, mensurados, cuidadosamente,
por un demonio rojiblanco y azul y la poesía:
solo una excusa burda, pueril,
asfáltica... falta de fé

por eso mi amor de ojos tan claros sobre el puente,
por el bien de todos los barrios en lluvias desaparezcamos / seamos /
fantasmas entre casas bajas...
entre el verbo llamado a silencio reagrupémonos / hagámoslo /
entre las sombras, ayudemos
a todas
todas las revoluciones del alma

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Colofón:
... y así era
como me hablabas del estío y caminabas
con tus zapatillas por el barrio
y tu sonrisa jugabas / a entornarla en tu pañuelo
y la memoria de lo bueno, sobre el puente
besos nro 2, dados...
esos besos...
de un espíritu helicoidal, y pequeñito
elevándose con el humo de los neumáticos hacia Dios
esos besos... van a ser siempre en blanco
y van a ser clandestinamente,
siempre en negro.

8 de abril de 2007

Cementerio en Malvinas

Malvinas H.Urruspuru
(escrito durante la época del conflicto...)

¿Como se conjugan Cristo y mi fusil
mis creencias y tus ojos secos?
Floto sobre la tierra obuserada.
No es mentira el hueco de tu carne abierta.
Soy el trágico escultor de tu figura quieta.

Soldado:
Nos iguala la miseria.



2 de abril de 2007

"Venice in fog" by Joe Hoynik (Photographer)

“Las cuatro estaciones” - Héctor Urruspuru

A Vivaldi, el “Prete Rosso”... (Cualquier parecido con “la verdadera historia”, en esta historia de personajes, lugares y tiempos cambiados o inventados... es mera coincidencia...)



I

Primavera (el comienzo)

¿Como explico que es del agua (no del aire)
desde donde nace el canto?


La gota de lluvia del color del granito,
que resbala por las piedras de la Catedral,
empuja en su impacto de gramilla
a la nota “LA” a la que tal vez, cambie más tarde,
por un rezo en “MI” bemol.

Se abren las ramas entalcadas de la primavera
se entrecruzan sexuales, para ser pintadas al óleo
lo hacen entre 2 melodías de agua fresca, llovida,
se tornan flor de duraznos salvajes
he imagino en un solo de violines
nubes de pétalos que resbalan por la piel del viento.


Primavera en los arcos de pelos que gimen
y un sol, al que buscan simular y danzar 2 siluetas,
interesa los bermellones y azules de un vitreaux,
los proyecta en el confesionario de roble antiguo
y en el rostro de un anciano que pide perdón.

Violoncello mágico (también)
que se aletarga entre mis manos
acentúo una música que me viene como desde el mar quieto.

Venecia es puente y riachuelos.

Pronto cenaré, vino y pan de centeno
en la piedad de mis huérfanas
quedó suspendido un acorde que me fue dictado desde el cielo.
Bendigo la frugal comida
se me ocurren 3 fraseos
le pido permiso a la estrella de diamantes, la estrella primera
para soñar con cuerdas percusiones vientos.

Yo, Antonio, el “Prete Rosso” inauguraré mañana al amanecer
La Primavera...

Yo, Vivaldi, por hoy descanso, por hoy duermo
en el silencio de la Catedral de San Marcos,
el pentagrama veloz de mis sueños.


II
Verano (el amor)

(Uno)

Fue un tiempo mi espíritu, un ave dentro de un hueco
con frío
con sed
con hambre.

La tormenta, musicalizaba líneas de nácar en el cielo
líneas de nácar entre las nubes
estío y estruendo de címbalos entre el viento.

Fui, un tiempo, una tormenta de verano, entonces.
Pero sin el calor perfumado de sus senos
a los que sostuve en un silencio de corcheas
su figura leve en los pasillos, era sonido entre mis dedos.

La amaba con mis labios apretados.
Con gestos claros que ella nunca sabría.

Elissa cantó un tiempo en mi coro.

(Dos)

Llamó mi puerta con escándalo de abierta
a Rembrandt y a Poussin.
A Giotto y a Moulins.
Y al juzgado sixtino, en pleno.

Se decidió al principio que la entornara,
luego tres días para olvidarla
y la purificación del agua.

Finalmente mi puerta de cedro se cerró
y con un rictus de gárgola, infierno y parto
dormí de rodillas en un rincón del cuarto.

Pero Elissa igual cantó un tiempo en mi coro.

Igual cantó un tiempo en mi coro.

El verano se hizo góndola y Piazza
mientras sus solos húmedos
acariciaban los caireles.
Y compartí con ella una tarde, té, en una taza
... té, en una taza.

Eso fue todo. Puente de los Suspiros. Nada más. Oratoria y Cantata.
Y compuse así, El Verano, y en una nota prohibida
(no diré cual)
dejé para siempre, vibrando a Elissa...
mi blanca y tibia, huérfana de la Pietá.


III

Otoño (la alquimia)

De acuerdo a la Alquimia, (en mí, no en ti)
“Ouroboros” (desde el uno hacia el uno)
fue tan solo color verde y rojo, sueños del Dragón
sobre los amarillos del naranjal;
un cielo que recuerda
al que intenta separar la tierra del fuego,
lo sutil de lo espeso
en un río filosofal
puentes
puentes
puentes (pero en mí, no en ti, el canto del gondolero).


Olvido lo que me dices
Hombre del camino de los trebolares
tus sueños de azufre y de sal
tus obsesiones de mercurio
y el grito silencioso del oro en el fragmento tercero.


Olvido... pero sé, son escaleras de símiles peldaños
en mis notas de laboratorio.
Nos moja la misma lluvia
la misma soledad.

Solo hay una pequeña diferencia latente
en mis violines, la risa está presente.

De acuerdo a la Alquimia
Hombre del camino de los trebolares
(hombre de septiembres y diciembres)
Aristóteles e Hipócrates tal vez, se disuelvan en sus cuerpos
para coagularse en el espíritu
espíritu de bajeles en nuestro mar de Autumnus
y nos dicten: “FRIO, SEQUEDAD, TIERRA” a ti
y “LA, SI, DO” a mí.



IV
Invierno (el final)

Desde el solsticio de diciembre (ocre en las hojas, morigeración en las ramas).
Hasta el equinoccio de mayo (brote tierno de la uva, sed del cáliz).
En el deambulatorio lento, absidiola, rosario y rezo
de todas las tardes decía, crepúsculo de fuego
en el paseo de nave-lateral cruce de la nave del crucero
persignación ante el Cristo y nuevo deambulatorio lento.
Decía, complejo, hermético, en símbolos
estallé de pronto en levedades
y compuse El Invierno.

Yo, Vivaldi,
7 días 7 noches en el campanario del Sud-este
traspasando al pentagrama cada latido del cielo.

Descansaba muy poco
refrescaba mis ojos en la Virgen de los Peregrinos
celebraba, de Piazzeta,
(lo luminoso, lo claroscuro)
su gusto por la amistad sus buenos vinos.

Descansaba muy poco.
Yo, Antonio, el “Prete Rosso”
viajé a Roma-piedra de una poesía nacida
hace algo más de un milenio,
apenas un milenio.
Y desde el Pórtico y la Columnata
y desde el Quirinale y Castelgandolfo (su esplendor)
volví pleno de fantasías
con un concerto para flauta en G Menor (La Noche).


Largo Adiós - Presto Largo - Presto. Largo y Allegro en Dios...
7 días 7 noches. Campanarios de mis manos
elevadas y en vuelo.

Fui, tal vez alguien diga
el representante de un tiempo.
Soy. En realidad.
Solo Antonio Vivaldi (tan solo eso).

Un prete... que está buscando la soledad del cuarto
casi en la vigilia, bajo el borde con nieve del invierno
para abandonar, por hoy, antes de dormir
sobre la mesa austera
aquel pentagrama veloz, de mis sueños.